Las tapicerías nos permiten cambiar el aspecto de los muebles con un coste bajo si tenemos en cuenta que una buena tapicería puede durar muchos años.
Decidiremos si es más adecuado retapizar un mueble viejo o sustituirlo por uno nuevo analizando objetivamente el valor del mueble. Si dudamos entre una u otra opción o queremos una solución más económica, optaremos por cubrir el mueble con una tela de cualquier tipo, sujetándola si es necesario.
De esta forma conseguiremos un resultado efectista y económico que nos resolverá el problema de forma rápida aunque de duración limitada.
Las telas de buena calidad para tapizar suelen ser caras, aunque el mercado nos ofrece gran variedad de tipos y precios. Tendremos en cuenta la cantidad de tela necesaria para tapizar el mueble, ya que unos pocos metros pueden hacer variar de forma importante el precio total. No sólo hay que tener en cuenta el precio de la tela, sino también su colocación.
Podremos conocer la calidad del material informándonos del peso de la tela, característica que indica durabilidad.
Se calcula sometiendo la tela a pruebas de frotación: un valor elevado indica que el material se mantiene inalterable durante un periodo considerable de tiempo. Podemos utilizar también materiales que no sean expresamente indicados para tapizar, aunque en este caso podemos encontrarnos con problemas como la formación de arrugas.
La elección del color o estampado de la tela es muy importante. Debemos pensar que no sólo tiene que estar de acuerdo con las cortinas, sino también con el resto del mobiliario y con el tono de suelos y paredes.
Si nos resulta difícil elegir o no estamos seguros de acertar, nos inclinaremos por las tonalidades neutras, especialmente beiges y grises, que suelen combinar bien con todos los colores.
Si preferimos un estampado, las rayas con tonalidades neutras será la mejor opción ya que se adaptan a todos los espacios, estilos y ambientes.
En la elección también consideraremos la función que ejercerá el mueble por tapizar. Si tuviera que someterse al trato de personas poco cuidadosas como los niños, elegiremos tonalidades más oscuras o tejidos preparados para repeler la suciedad y las manchas.
Si estamos tapizando un sofá que colocaremos cerca de una chimenea, nos inclinaremos por el uso de telas antiinflamables, o si pensamos situarlo en el exterior usaremos telas impermeables y que soporten bien la humedad y la exposición directa a los rayos del sol.
Los especialistas nos ayudarán a elegir la tapicería que mejor se adapta a nuestras necesidades. La seda y la zaraza son materiales poco aconsejables para este fin por ser demasiado delicados y finos. El algodón, el lino y la lana ligera son paños muy adecuados para la confección de fundas ya que son fáciles de lavar; aunque no demasiado resistentes al paso del tiempo, por lo que evitaremos usarlos en tapicerías.
Los algodones indios, el terciopelo y el mahón cepillado son tejidos consistentes y duraderos con los que conseguiremos muy buenos resultados.
En general, tendremos en cuenta que cuanto más gruesos y tupidos sean los tejidos y más cuerpo tengan, mejor soportarán el roce y el paso del tiempo; por lo tanto, serán más adecuados para su uso en tapicería.
Para dar un toque final y más personal a los tapizados añadiremos botones recubiertos de tela o ribetes cosidos.
Además, podemos jugar con la combinación del estampado con el de los cojines para crear divertidos juegos de color que conferirán calidez y riqueza de detalles a los espacios. Si combinamos estos estampados con los de las cortinas, conseguiremos un espacio aún más armonioso y homogéneo.
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