La tradición de poner el Belén se remonta al siglo XIII.
En la Nochebuena de 1223, San Francisco de Asís reunió a los vecinos de la villa italiana de Greccio en una ermita para celebrar la misa de medianoche. Alrededor de un pesebre, con la figura del niño Jesús moldeado por las manos de San Francisco, se cantaron alabanzas al Misterio del Nacimiento. En el momento más solemne de la misa, aquella figura inmóvil adquirió vida, sonrió y extendió sus brazos hacia el Santo de Asís.
Antes de la celebración de Greccio existen antecedentes de la representación plástica del nacimiento de Jesús. Han aparecido restos de Belenes en catacumbas romanas y en iglesias y otros lugares ligados al culto cristiano.
En cualquier caso, fue a partir del siglo XIV cuando se consolidó por toda Europa la tradición de poner el Belén en Navidad. Y hoy en día se montan con piezas hechas de madera, arcilla, plástico, metal o incluso hielo (en los países nórdicos se construyen enormes esculturas de hielo).
Seamos creyentes o no, la tradición de armar el pesebre transmite una especial emoción, además de divertirnos preparando cada detalle.
El primer paso es encontrar un lugar donde puedan destacar todos sus elementos a simple vista. Normalmente se ubica en la esquina de la sala, la estancia o incluso en el jardín, teniendo como base un altillo o mesa de madera para su mejor exhibición.

Luego hay que forrar la base de papel craft o el llamado “papel de nacimiento” -que está teñido de verde o marrón con puntos de colores- con alfileres que ayuden a estirarlo. Y también se puede aprovechar el mismo material para dar forma a un cerro que rodee el pesebre o como fondo de la decoración, arrugándolo para se note más rústico.
Una vez que se ha completado el forro, debemos ubicar el pesebre (de preferencia, de un material que asemeje al adobe o la madera). Y después hay que esparcir por toda la superficie un pasto artificial para darle mayor realismo a la escena.
Las luces de colores dan el toque ideal de iluminación. Si se ha armado un cerro sobre el pesebre se recomienda las luces en hileras libres para que puedan rodear libremente la figura. Aunque si el fondo es plano, lo mejor es utilizar luces con alambres cruzados, que den una sensación de mayor volumen.
Ya con la “escenografía” armada, sólo hay que colocar los “personajes” del nacimiento. Por lo general, la Virgen María, San José y el Niño Jesús van al interior del pesebre y los Reyes Magos, pastores y animales alrededor (o como se prefiera). Y en la parte superior, la “Estrella de Belén” o un ángel bien colocado para evitar que se caiga
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